Antes de proceder al alquiler de inmuebles es fundamental que realices una serie de gestiones para ahorrarte sorpresas desagradables y potenciales riesgos. Lo primero de todo es leer y analizar detenidamente el contrato propuesto, pues en él estarán reflejadas las obligaciones concretas de las dos partes, arrendador y arrendatario.
Además, existe una serie de aspectos legales para inquilinos que están contemplados y garantizados por ley. Por tanto, los pasos ineludibles incluyen el estudio de la letra del contrato y de los elementos generales fijados en la normativa. A continuación, es relevante que prestes atención a la fianza pedida por el arrendador: en el caso de alquiler de viviendas lo habitual y lo que prevé la ley es una fianza de una mensualidad. Solo para garajes, parkings, trasteros o locales comerciales podrá exigirse una fianza de dos mensualidades. Y comprueba que queda depositada correctamente.
Precauciones respecto al arrendador
Dos puntos iniciales son: asegurarse de la identidad del arrendador a través de un documento de identidad original y en vigor, y recordar pedir un juego de llaves que contengan el acceso a todas las instancias de la vivienda, incluyendo el correo postal y eventualmente otras dependencias como las terrazas comunes.
Además del documento de identidad, el arrendador deberá presentar la escritura del título de propiedad; el último recibo del IBI; un certificado del administrador de la finca o de la comunidad para comprobar la ausencia de deudas pendientes; una fotocopia de todos los recibos (agua, electricidad, gas, IBI…) para poder realizar las gestiones que sean necesarias; una Cédula de habitabilidad (que además es obligatoria en varias comunidades autónomas) para probar que se cumplen los requisitos como vivienda; por último, no es obligatorio pero sí muy útil pedir los manuales de uso de los electrodomésticos incluidos en el contrato de alquiler.
En resumen, debes estar atento y tomarte las cautelas necesarias para garantizar un alquiler sin problemas.