Las comunidades de vecinos se mantienen por la cuota que pagan los propietarios. Según la Ley de Propiedad Horizontal y el Libro Quinto del Código civil de Cataluña, cada uno de los dueños debe contribuir con los arreglos, los gastos de servicios, cargas yresponsabilidades indivisibles. Para poder reducir esta cuota, es necesario controlar los gastos comunes donde generalmente se despilfarra, como la calefacción, el agua, la luz, la limpieza o los jardines.
Calefacción
Este es el gasto que genera mayor preocupación cuando llegan los meses fríos, en especial porque suele suponer el 60% de los gastos de una comunidad de vecinos, seguido de cerca por el agua sanitaria. La calefacción centralizada es la más eficiente y ahorrativa de todas, pero debe realizarse un mantenimiento especial personalizado. Las instalaciones colectivas de calefacción y agua caliente están regidas por el Reglamento de Instalaciones Térmicas de Edificios, que estipula que deben contar con un medidor de energía térmica individualizado para cada usuario, de forma que cada quien pague sólo lo que consume. Con ello el reparto no sólo se hace más justo sino que el pago de consumo real genera un ahorro promedio del 25%.
Agua caliente
El sistema más recomendable es aquel constituido por la caldera más su acumulador, ya que permite guardar el agua una vez que ha sido calentada para ahorrar energía. La temperatura de preparación del agua debe estar por debajo de los 60 grados, ya que una temperatura más caliente es innecesaria y peligrosa para las tuberías. Así mismo es importante aislar los depósitos y tuberías para que el agua no pierda calor.
Aislamiento
Un aislamiento eficaz permite reducir los gastos energéticos de la calefacción y, por lo tanto, la factura de gastos comunes. Cerrar bien los portales, las puertas y ventanas y asegurarse de que no hay fugas de aire a través de las paredes evita la pérdida de calor, reduciendo la necesidad térmica hasta un 40%.
Iluminación
Instalar sistemas de iluminación inteligente es ideal para las áreas comunes como pasillos y vestíbulos que pasan una gran cantidad de tiempo iluminados sin necesidad. Con este sistema las luces se apagan automáticamente transcurrido un tiempo, y además pueden seleccionarse las zonas con más flujo para no encender todas a la vez. Existen detectores de presencia con el fin de que las luces solo se enciendan cuando haga falta, y unir esto a lámparas de bajo consumo puede reducir el coste en más del 75%.